Se estima en 4.640 el número de niños y niñas que han salido de Irak o de Siria, solos o con sus familias, para unirse al grupo llamado Estado Islámico (EI). Después de la caída del grupo terrorista, un gran número de ellos viven en campos de desplazados en condiciones deplorables. Estos menores no solo han sido víctimas de reclutamiento o de trata, sino que también han sido testigos de una violencia y un adoctrinamiento extremos. Hacemos un llamamiento a las autoridades gubernamentales para aceptar urgentemente sus responsabilidades con el fin de garantizar sus derechos.

Antes y después de la autoproclamación del mencionado califato del Estado Islámico en 2014, personas de más de 80 países se han dado cita en Irak y en Siria para unirse al grupo terrorista. Llevados allí a su pesar o reclutados, los menores han sido utilizados para llevar armas, vigilar puntos estratégicos, arrestar a civiles; pero también han sido objeto de violencias sexuales, matrimonios forzados, o han sido explotados en atentados suicidas.

A pesar de la derrota del EI, su pesadilla no ha terminado: en el campo de Al-Hol al norte de Siria, que acoge a la mayoría de las personas desplazadas de los territorios ocupados por el EI y a las familias de los combatientes, 371 menores han muerto en 2019, sucumbidos en condiciones de vida deplorables.

El derecho a regresar

Sea cual sea su papel, que hayan sido reclutados o que sus padres hayan estado implicados en el EI, estos niños y niñas tienen derechos enunciados en la Convención relativa a los Derechos de la Infancia. Estados como Suiza que han ratificado el Protocolo facultativo de la Convención sobre la implicación de los niños y niñas en los conflictos armados tienen la obligación de desmovilizar a los menores reclutados por estos grupos y asegurarles la reintegración en la sociedad.

Hacemos un llamamiento a todas las autoridades para que asuman su responsabilidad internacional con respecto a sus ciudadanos en las repatriaciones, en particular con los niños y niñas. Los Estados deben facilitar su rehabilitación. Deben vigilar que los niños y niñas no sean separados de sus padres y madres a menos que sea por el interés del menor y que nunca sean tratados como criminales por la única razón de que han estado asociados o afiliados a un grupo terrorista.

Para saber más sobre la situación de los niños y niñas enrolados en grupos armados, sobre sus derechos y lo que Terre des hommes – Lausana (Tdh – Ayuda a la infancia) y sus socios recomiendan, leed nuestra postura sobre los Niños y niñas implicados en el EIIL: un regreso conforme a los derechos de la infancia.

Crédit photo: ©Tdh/François Struzik