29 de julio de 2014
Mauritania: la lucha de una mujer contra la esclavitud moderna
«Es un orgullo haber conseguido que una niña de 13 años no se case con un hombre de 50»
Aminetou Ely es una defensora activa de los Derechos Humanos en Mauritania, donde lucha contra todas las formas de discriminación, principalmente hacia las mujeres, a través de su organización, la Association des Femmes Chefs de Famille (ACFC), Asociación de Mujeres Cabeza de Familia, con quien Tierra de hombres colabora en su proyecto «Petites Bonnes», contra la explotación laoboral de niñas. La activista, que recibió el Prix des droits de L’Homme de Francia en 2006, ha sido amenazada de muerte por defender a dos niñas esclavas cuya dueña ha sido encarcelada y por apoyar a un hombre acusado de apostasía al hacer público un artículo considerado como blasfemo hacia Mahoma.
La Fundación Tierra de hombres trabaja en Mauritania desde 1984, realizando proyectos a favor de la salud y la protección de la infancia. En colaboración con la Association des Femmes Chefs de Familles (AFCF), la Fundación lucha contra la explotación de las niñas que trabajan como empleadas domésticas, las llamadas Petites Bonnes. A estas niñas se les identifica, se les escucha, y se les ayuda en su reintegración social y profesional.
La presidenta de la AFCF, Aminétou Ely, es conocida por su defensa de los derechos humanos y, en especial. por su compromiso con las menores explotadas en el servicio doméstico. Hoy, forma parte de la sociedad civil que lucha para que otras puedan (sobre) vivir. Lejos de todo tipo de hembrismo, Aminétou Ely asume y reclama una libertad igual a la de los hombres en todos los campos y se proclama en contra de todas las injusticias.
Tdh: Entre los casos que ha visto a lo largo de su carrera, nos puede decir ¿de qué son víctimas la mayoría de Petites Bonnes?
AE: Estas niñas, sobre todo las que realizan este trabajo desde muy pequeñas (cuatro años, los peuhls y los haratines) están expuestas a todo tipo de violencia incluida la violación. Pasan las noches en sitios poco o nada seguros, como los patios de las casas. Estas situaciones las encontramos en familias polígamas (por ejemplo 3 o 4 esposas y entre 15 y 20 niños) donde el padre no tiene recursos económicos, son por lo tanto familias que viven en una pobreza extrema en las zonas más desfavorecidas.
Tdh: ¿Qué os ha llevado a defender en cuerpo y alma la causa de estas niñas?
AE: Provengo de una familia esclavista, por lo que he visto como se trata a estas niñas, y cómo el empleo de niñas domesticas promueve la esclavitud. Con 11 años, liberé a esclavos de mi familia. El trabajo de las Petites Bonnes es una forma moderna de servidumbre, humillante y discriminatoria, cuyas víctimas son las familias más pobres. Los que las explotan son los ricos, que nos les dejan ningún tipo de ventaja (muy mal remuneradas, sobreexplotadas, sin protección social, ni cobertura médica).
Tdh: ¿Cuáles son los retos que encuentra en su trabajo diario?
AE: La lucha contra el racismo, la desaparición de los tabúes, la despreocupación de la administración, la despreocupación e irresponsabilidad de los padres, la impunidad, la falta de aplicación de las leyes y su vulgarización, la estigmatización de la población más vulnerable (descendientes de esclavos), el espíritu feudal y patriarcal.
Tdh: ¿Cuál es su mayor esperanza?
AE: Que algún día se instale la igualdad transversal para toda la nación, los grupos étnicos y todas las capas de la sociedad en términos de acceso a la justicia, de reparto equitativo de los recursos, de acceso a la contratación, de adopción de nuestro ante-proyecto de Ley (sobre el trabajo de los niños). El fin del trabajo de los niños, en especial de las niñas menores en un estado de derecho.
AE: Como mujer, ¿es difícil hacerse escuchar y respetar?
Para la mujer mauritana es muy difícil hacerse escuchar y respetar. Hay que tener la fuerza de enfrentarse a las dificultades y de romper los tabúes. Tener la combatividad, la convicción, las capacidades intelectuales, la determinación, la visión y los medios de convencer.
Tdh: ¿Cuál es el sitio de la educación en Mauritania?
AE: La educación ocupa un lugar muy importante en Mauritania, pero por desgracia tenemos una tasa de abandono escolar elevado porque muchos padres no disponen de los medios económicos para pagar los libros y la ropa que necesitan. Un uniforme común para todos los alumnos, debería disminuir la diferencia visible entre los niños que provienen de familias ricas y de familias pobres. La ausencia de comedor escolar, el contenido del programa, el nivel de los profesores, la ausencia de educación cívica, de educación a la ciudadanía y otros derechos humanos, constituyen verdaderos obstáculos.
Tdh: ¿Es el matrimonio forzado una práctica común?
AE: Sí, en Mauritania la mayoría de las niñas están casadas antes de la edad de 15 años sin su consentimiento. Esto a menudo tiene como consecuencia el abandono escolar, los embarazos precoces, la ruptura, y conlleva un elevado número de divorcios (42%).
Tdh: A través de los testimonios que podemos leer en la página web de su asociación, tenemos la impresión de que los hombres quedan impunes muy a menudo en los juicios. ¿Es difícil de aplicar la justicia?
AE: En las instituciones judiciales y policiales, no se escucha a las mujeres en la investigación preliminar. Solo se tienen en cuenta las informaciones que dan los hombres. Esto conlleva la automática culpabilidad de la mujer, a menudo acusada de salir a altas horas de la noche, de no haberse puesto el pañuelo o de prostituirse. Cuando se trata de un caso de violación confirmado por un médico, el hombre va a la cárcel para más tarde beneficiarse de la libertad provisional. Es la impunidad.
Tdh: En una entrevista, cuenta que ha recibido amenazas de muerte tras el juicio de una niña a la que habéis apoyado, ¿tiene miedo a las represalias? ¿La defensa de las niñas domésticas víctimas de violencia representa un riesgo para usted?
AE: Me han amenazado de muerte por el caso de dos niñas esclavas cuya dueña ha sido encarcelada. También me han amenazado por otras víctimas de violación o de esclavitud. No tengo miedo de las amenazas de muerte porque estoy convencida que esta situación va a cambiar. Lucho por la protección de las niñas menores y es mi deber como militante.
Tdh: En colaboración con Tierra de hombres , ¿cual es vuestro mayor orgullo o logro?
AE: Celebro esta colaboración cuyo apoyo es especial, en un momento muy difícil, en el cual el tema de la domesticidad y la esclavitud son tabú. Gracias a esta colaboración con Tdh, hemos conseguido introducir AFCF en el sistema de protección de los derechos del niño y empezar una colaboración con las asociaciones a las que teníamos más dificultad para acceder. Por otra parte la AFCF se ha podido beneficiar del acompañamiento y de la trasferencia de competencias durante todas las etapas del proyecto de asistencia, de protección y de reinserción de las niñas domesticas víctimas de violencia. Este proyecto moviliza un buen número de colaboradores que quieren invertir. La gente empieza a entender la necesidad de proteger a estas niñas contra la violencia, una toma de conciencia que es necesario mantener.
La asociación lucha contra todo tipo de discriminación, de violencia y de prácticas nefastas contra las mujeres. La asociación también pretende asegurar la plena igualdad con los hombres, la alfabetización, la sensibilización y la formación profesional de las mujeres. Acabamos de conseguir una gran victoria: impedir por vía judicial el matrimonio de una niña de 13 años con un hombre de cincuenta.
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