12 de febrero de 2016
Tierra de hombres apoya la Red Hand Day en el Día Internacional de Lucha contra la Utilización de Niños y Niñas Soldado
Jamal, de 23 años, fue forzado por su padre a luchar en contra de los Talibanes desde los 10 hasta los 13 años. ‘’Era un soldado, no sabía dónde ir, estaba en las montañas con mi padre para que los Talibanes no pudieran encontrarnos. Una vez, cuando mi padre se fue a casa, los Talibanes le mataron a él, a mi madre y a mi hermano mayor. De repente yo era, con 13 años, el mayor de todos, y tuve que huir con mis hermanos pequeños y sobrevivir. Cuando tenía 15 años, los soldados me arrestaron y me golpearon en la prisión cada día durante 3 meses que fueron terribles. Al final, el nuevo comandante me liberó y rápidamente escapé a Irán y más tarde a Alemania. Hoy, aún estoy asustado de la gente uniformada y de la policía. Incluso si voy como intérprete a algún lugar.’’
Jamal vive en Alemania desde hace 4 años y, desde hace dos, espera la decisión de la oficina federal referente a la aplicación de asilo. Aunque nunca antes tuvo la oportunidad de ir al colegio, se graduó en alemán por la escuela secundaria moderna y actualmente está estudiando secundaria. Más adelante, quiere ser entrenador personal.
Tierra de hombres Alemania participa en la Red Hand Day, una iniciativa mundial contra el Utilización de Niños y Niñas Soldado que se celebra el 12 de febrero, día internacional para conmemorar el destino de estos niños y niñas. Hoy hace 14 años que entró en vigor el Protocolo Facultativo de la ONU que condena el uso de menores de edad en cualquier conflicto armado y que ya ha sido ratificado por más de 150 gobiernos, a pesar de que algunos de ellos continúan vendiendo armamento a países en conflicto.
Hasta ahora, ya se han reunido cientos de miles de impresiones de manos rojas en más de 50 países, que han sido entregadas a políticos y responsables, como el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon. Sin embargo, la ONU ha confirmado la utilización de niños soldado en Afganistán, Birmania, Colombia, Filipinas, India, Irak, Israel y Territorios Ocupados Palestinos, Malí, Nigeria, Siria, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Tailandia y Yemen. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que hay hasta 300.000 niños soldado en todo el mundo que forman parte de las fuerzas armadas oficiales así como de grupos armados no-gubernamentales y son utilizados como espías, cocineros o transportistas.
La vida de estos jóvenes soldado está llena de peligros y sus condiciones son precarias, a menudo no tienen comida ni agua potable, ni acceso a servicios de salud. Experimentan la violencia día a día, muchos de ellos mueren en condiciones infrahumanas y los que sobreviven sufren consecuencias como ceguera, discapacidades o graves secuelas psicológicas. Además, la tercera parte de los niños soldado son niñas que se ven expuestas a la violencia sexual, siendo obligadas a hacer de “esposas” de los oficiales o a convertirse en esclavas sexuales. Como consecuencia, muchas de ellas quedan embarazadas o son infectadas con el VIH/SIDA u otras enfermedades de transmisión sexual.
En muchas ocasiones, cuando estos niños soldado pueden regresar a sus casas, se encuentran que su familia ha sido asesinada o su hogar está en ruinas. Así, las únicas alternativas que encuentran son la delincuencia o la prostitución o la huida del país. El apoyo financiero y psicológico así como la reinserción de estos jóvenes a la vida civil es fundamental.
Tierra de hombres Alemania, a través de la Alianza Alemana de Niños Soldado, garantiza asilo político y apoyo a menores que fueron utilizados en conflictos armados y escaparon. Le proporcionan estatus de residente seguro así como cuidados médicos, psicológicos, educativos y formación profesional.
Por otro parte, Tierra de hombres Lausanne junto con UNICEF lleva a cabo un proyecto de desarme, desmovilización y reintegración de los menores implicados en conflictos armados. En 2015, 238 niños y niñas de edades comprendidas entre los 10 y los 17 años fueron desmovilizados a las aldeas de Labrab, Boma y Pochalla. Allí, recibieron asistencia médica, y Tdh les proporcionó comida, refugio, y los protegió de captaciones de grupos armados. Finalmente, estos menores recibieron apoyo social y psicológico para ayudarles a reintegrarse en la sociedad.
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