Destrozados ya por un interminable conflicto, Afganistán ha conocido la sequía, que ha obligado también a la población a emprender la ruta del éxodo. ¿Cómo afecta esta doble crisis a los niños y niñas y a las familias?
En 2018, la sequía que ha afectado a dos tercios del territorio afgano ha obligado a más de 260.000 niños y niñas y a sus familias a ponerse en camino para encontrar recursos en otra parte. Ellos se han sumado al millón de desplazados internos afectados por el conflicto y a los refugiados obligado a regresar a Afganistán desde Pakistán e Irán.
Las tierras cultivables e irrigadas por la lluvia han disminuido a la mitad en el conjunto del territorio el año pasado. La mayoría de las cosechas han sido destruidas, los rebaños también se han visto afectados, el ganado muere de sed. «En algunas provincias desérticas, sin capa friática ni río, donde las precipitaciones son la única fuente de agua, esta penuria tiene consecuencias dramáticas», explica Mohammad Daud, responsable del proyecto d Terre des hommes – Lausana (Tdh – Ayuda a la infancia) en Afganistán. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (UNOCHA), cuatro millones de afganos necesitan asistencia y 13,5 millones están amenazados de inseguridad alimentaria.
Ayudar a los niños y niñas desplazados
Frente a esta situación, Tdh y sus socios aportan una asistencia humanitaria al oeste del país. Juntos, proporcionamos alimentos, ayuda sanitaria, alojamientos de urgencia a las familias, así como servicios de protección a la infancia y a las mujeres.
Los desplazamientos de la población causados por la sequía han engendrado graves consecuencias sociales. Arrancadas de su comunidad, las familias se han visto obligadas a vivir en campos de viviendas informales en los límites de los centros urbanos.
Matrimonio infantil
Sin medios de subsistencia, algunas familias desplazadas han tenido que casar precozmente a sus hijos e hijas con el fin de limitar los gastos de su hogar. La tasa de matrimonios infantiles en una provincia muy afectada es superior al 13% de la media nacional. También se ha observado un aumento del trabajo infantil. A finales de 2018, el Gobierno de Kabúl ha admitido que una decena de menores habían sido vendidos por su familia que se encontraban en situación de pobreza extrema.
Para apoyar a los desplazados que huyen a la vez de la sequía y de los conflictos armados, Tdh proporciona a 23.000 mujeres y niños y niñas apoyo psicológico y social y además formación profesional certificada y cursos de alfabetización. «También hemos puesto en marcha espacios de protección», precisa Mohammad Daud. «Las unidades móviles de comadronas sages-femmes permiten asegurar un seguimiento médico a las mujeres y a los niños y niñas más marginados.»
Fuente: Terre des hommes Lausanne
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