23 de marzo de 2017

Casar a niñas es robarles su infancia

Tdh-Lausanne trabaja en Jordania y Líbano para proteger a jóvenes chicas refugiadas de los matrimonios y embarazos precoces

Muchas niñas son casadas antes de los dieciocho años. La mayoría de las veces, son forzadas a una alianza que ellas no han elegido. Renunciar a la escuela o la violencia en el hogar son solo algunos de los numerosos retos y consecuencias negativas a las que se tienen que enfrentar. Tierra de hombres trabaja en Jordania y Líbano para proteger a las jóvenes mujeres refugiadas del matrimonio prematuro, y para apoyar a aquellas que ya estén casadas.

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Para hacer frente mejor al problema del matrimonio prematuro que sufren las mujeres refugiadas, nos hemos asociado con la  Dr Aisha Hutchinson, trabajadora social de la Universidad de Bedfordshire en el Reino Unido, para desarrollar una investigación de tres años centrada en las mujeres que se casan antes de los 8. La investigación busca entender mejor el proceso y la experiencia que estas mujeres tienen que atravesar mientras viven en comunidades de refugiados. Para lograrlo, la Dr Aisha Hutchinson concierta entrevistas y grupos de discusión con niñas, niños, familiares y líderes religiosos – tanto en Jordania como en Líbano. Así, aborda los problemas del matrimonio temprano y explora los factores de protección que pueden ayudar a reducir los riesgos a los que se enfrentan las niñas en tales situaciones.

¿Por qué los padres y madres casan a sus hijas a una edad temprana?

Las investigaciones sugieren que múltiples factores empujan a los familiares a casar a sus hijas a una edad joven, incluyendo la pobreza, la desigualdad de género y una falta de educación. Los informes sugieren que la crisis de Siria ha provocado un incremento considerable en el número de matrimonios de menores. Para las familias refugiadas – especialmente para las familias numerosas – casar a sus hijas es un alivio financiero y se percibe como una medida de protección. En efecto, los padres y madres creen que sus hijas serán protegidas por sus maridos y suegros. Desafortunadamente, la realidad es raramente tan sencilla.

El matrimonio infantil es igual a la infancia robada

Las niñas que son casadas muy pronto normalmente dejan la escuela. Maya, de quince años, aceptó la propuesta matrimonial ofrecida por su madre porque vivían en una situación de pobreza junto a tres hermanos y un padre ausente, y porque la familia de su marido la dejarían ir al colegio. Sin embargo, la escuela rechazó su solicitud debido a su estado civil.

Muchas parejas jóvenes viven en deplorables condiciones junto a la familia del marido. Violencia en casa, tempranos y arriesgados embarazos, y depresión son algunos de los problemas a los que normalmente se tienen que enfrentar las niñas. Además de esto, una inseguridad adicional surge en lo que respecta a la atención de recién nacidos. Una chica nos contó que no quería a su bebé, ya que venía de un matrimonio forzado. La ayudamos a aceptar a su hija y a cuidar de ella. Otro chico golpeaba a su joven mujer cuando el bebé lloraba.

¿Qué hacemos para ayudar a estas jóvenes chicas? 

Para hacer frente a estos dramáticos problemas y para prevenir el matrimonio temprano, trabajamos junto a jeques, líderes religiosos con una posición de influencia entre las comunidades – quienes se han comprometido con expandir mensajes de protección a la infancia. Así, se discuten temas como la violencia contra los menores y el matrimonio prematuro con sus congregaciones, los cuales ya han llegado a más de 13.000 personas.

Empoderamos a las mujeres informándolas sobre sus derechos y sobre el uso de métodos de anticoncepción, además reforzamos sus habilidades (incluido el cuidado de menores si ya tienen hijos) y apoyamos campañas contra el matrimonio prematuro. Además, apoyamos a las familias a establecer actividades generadoras de ingresos para ayudarles a prevenir la necesidad de casar a sus hijas por razones económicas.