Un valor insustituible en Tierra de hombres y uno de los grandes pilares de nuestro programa “Viaje hacia la Vida” en España, siendo su Coordinadora en Galicia desde que se embarcó hace más de 20 años hasta el día de hoy en este maravilloso proyecto.

Carmen era generosa, puro altruismo y enorme vocación humanitaria para ayudar a la infancia más desfavorecida. Con un corazón inmenso reparó el de más de 90 niños y niñas que pasaron por sus manos y 20 con problemas de urología y traumas.

Carmen era Acción, siempre en la sombra y en silencio lo solucionaba todo. Su gran satisfacción era ver a lxs niñxs recuperarse y sonreír tras las duras intervenciones y a veces meses de convalecencia. Nunca perdía la esperanza ni en los peores momentos, y ante la pregunta cómo está el niñx? siempre su respuesta “Vamos adelantando pasito a pasito”. Y salían adelante.

Empezó junto a Raúl, su marido y desde el principio fue rigurosa con las normas, entregada en cuerpo y alma a buscar a las mejores familias y voluntarios que podrían acoger a nuestros niños enfermos y cuidarlos con amor responsabilidad y alegría. Poco a poco, gracias a su esfuerzo, consiguió un equipo de voluntariado y familias maravilloso que la respetaban y querían.

Su pasión por este proyecto y la dedicación a todos y cada uno de los 120 niños que pasaron por sus manos, desde Jerome primero en llegar a Galicia hasta Precieux, el último en marcharse, superaban todos los obstáculos. Atender a los niñxs siempre estaba por encima de su sueño, de su descanso, nunca escatimó en esfuerzos ni se quejó de horarios. Eran su vida junto a su familia!

Y ya de vuelta a casa del hospital, todavía le quedaba tiempo para hacer sus famosos corazones de ganchillo, pulpos y todo lo que se le ocurría para vender en los stands!.
Carmen era sensible y noble, virtudes que llegaban a los pequeños pacientes que la adoraban, a los profesionales sanitarios que la respetaban a los voluntarios, familias y compañeros de la Fundación que la queremos.

Y digo “Queremos” porque seguirá entre nosotros y sus valores y amor a la infancia nos guiaran y nos dará fuerzas y empuje, para que más niños enfermos sigan viniendo a Galicia y puedan regresar curados como ella quería, será su nuevo Ángel de la Guarda.

Todos los que formamos parte de Tierra de hombres, familia, amigos, colaboradores, sentimos una enorme tristeza por esta gran pérdida, pero nos ha dejado una semilla que debemos seguir cuidándola.

Para su marido e hijos nuestro inmenso cariño y fuerzas para superar este dolor y ausencia de un ser tan querido por ellos.
Podéis sentiros orgullosos de la mujer y madre que habéis tenido.

Una Gran persona y un Ejemplo de vida y Dedicación a los niñxs de Tierra de hombres.

Gracias Carmen por darnos tanto y a tantos.

¡Hasta Siempre!

Mª Antonia Jiménez
Presidenta
Fundación Tdh-España