08 de marzo de 2017

Historias de mujer. Ellas lo han conseguido. #DiaInternacionaldelaMujer

Por Elsa Moya y Laura Romerales

Según la ONU, somos más de 3.600 millones de mujeres en todo el planeta. Todas sufrimos desigualdades en muchos ámbitos de nuestra vida por el hecho de ser mujeres pero, además, más de la mitad de nuestras compañeras de género viven situaciones en las que se violan sus derechos de forma violenta y sistemática; explotación y abusos que Fundación Tierra de hombres intenta paliar desde hace más de veinte años a través de la Cooperación Internacionaly laEducación para el Desarrollo.

Hoy os presentamos historias de superación, historias de lucha de mujeres y niñas cuyos derechos fueron vulnerados por razón de género pero que han conseguido salir de esa situación de explotación y, hoy, planean su futuro con ilusión e incluso algunas dedican su vida a la defensa de la igualdad y de los derechos de la mujer con el único objetivo de que el poder en una mujer lo tengan ellas mismas.

La historia de Liliana

Liliana es la protagonista de una historia de explotación. Procedente de Colimbuela, en Ecuador, contaba con 15 años, cuando paseaba por su comunidad y unas señoras se acercaron y le ofrecieron trabajo en República Dominicana. Las condiciones que trasladaron a madre e hija eran alentadoras, ya que aseguraban que la pequeña trabajaría en una tienda con un buen sueldo que iría aumentando progresivamente. Debido a la precaria situación económica que vivía la familia, la madre aceptó y su hija marchó rumbo a un supuesto futuro mejor. Pero la realidad y el destino que tenían preparado para ella era muy diferente. La menor fue enviada a trabajar a una casa con el hermano de una de las señoras, sin tener cama, durmiendo en un cartón y trabajando de sol a sol. Pero, además de esta situación de explotación, el señor con el que vivía intentó abusar sexualmente de Liliana. Tras semanas de explotación, en medio de una de estas horribles vivencias en un hotel,  la pequeña, aterrorizada, salió a la calle gritando y fue acogida por una mujer que la protegió y avisó a su familia. Gracias a la ayuda de la UNORCAC (Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi), la menor fue repatriada a Ecuador y trasladada a una casa de acogida hasta que pudo volver con su familia. Hoy, Liliana se recupera de este duro episodio con el apoyo de Tierra de hombres y, junto a su madre, que ha entendido los peligros que un menor sufre al migrar solo, diseñan un plan de vida para que la joven cuente con un fututo digno.

 La historia de Binta

Binta tiene 16 años. Es hija única. Vivía en un pueblo alejado de la capital mauritana pero cuando sus padres se separaron, su padre se quedó y su madre y ella se trasladaron a Nouadibou a trabajar. «Trabajo de 9 de la mañana a 4 de la tarde limpiando la casa de mis patronos y haciéndoles la comida. Cuando llego a casa, continúo ayudando a mi madre en las tareas del hogar».  «Nunca he podido ir a la escuela porque no estoy registrada». Hace semanas, una trabajadora social de la Asociación de Mujeres Cabeza de Familia (AFCF), partner de Tierra de hombres en Mauritania, identificó a Binta como una Petite Bonne y, de momento, acude al centro de acogida de AFCF cada tarde mientras se encuentra una alternativa en su familia para la que menor deje de trabajar y pueda estudiar. «Lo que más quiero es poder ir a la escuela pero también me preocupa cómo poder ayudar a mi madre». 

La historia de Aminetou

«Morir por defender los derechos de las mujeres sería un honor». Así es Aminetou Mint El Mokhar Mujer nacida en una familia mauritana conservadora de la que se vio obligada a aislarse para perseguir sus fines. Feminista, luchadora y comprometida con la defensa de los derechos y la libertad de la mujer desde los 20 años, algo que afirma, le ha impedido formar un hogar estable al rechazar doblegarse a la voluntad de un hombre  Una lucha que le ha costado la cárcel y amenazas de muerte. Una mujer que no cesa en su denuncia del patriarcado y en su constante trabajo por acabar con las desigualdades que sufren las mujeres en su país, la discriminación por género, la feminización de la pobreza y el recrudecimiento de la criminalidad y la violencia hacia las mujeres y las niñas, pero también por conseguir que la mujer forme parte de las esferas de toma de decisión de la sociedad: «Estoy decidida a cambiar la situación de la mujer para que las nuevas generaciones puedan tener voz y que la suya sea la voz de la emancipación, de la igualdad y del estado de derecho”.

Como presidenta de la AFCF, trabaja para que las niñas reciban educación, no sean explotadas laboralmente ni sean víctimas de abusos sexuales. Además, lleva a cabo una firme lucha contra los matrimonios precoces y prácticas tradicionales como obligar a casarse a una víctima de violación con su violador para preservar el honor de la familia: «Hay mujeres que se han quitado la vida porque no han soportado esta situación y niñas de 12 o13 años que ya están viudas porque sus familias las han casado con hombres de 70 u 80 años».

  

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