La voluntaria de la Fundación Tierra de hombres charla sobre su experiencia en el programa programa «Viaje hacia la Vida» en Málaga.

¿Cuál es el motivo que te hizo querer participar con Tierra de hombres y con el programa Viaje Hacia la Vida?

Un día por el 2014 estaba en mi casa (en Argentina) y en el diario local publicaron una nota sobre la explotación infantil en Indonesia. La noticia relataba la dura historia de unos niños a los que la fundación Terre des Hommes Holanda había ayudado a salir de ese contexto, a través de uno de sus programas. Me dí cuenta que mi vida era muy afortunada.

Esos relatos dieron vueltas en mi cabeza mucho tiempo. Busqué información en internet y un día me planteé la posibilidad de ser voluntaria.

En 2019 vine a vivir a España y recordé ese anhelo que había tenido años atrás, busqué por las redes y… ¡Oh lá lá! el programa Viaje hacia la Vida tenía actividad en Málaga, la ciudad donde iba a radicarme. Recuerdo cuando viajaba en el avión y pensaba cómo sería mi nueva vida en España… dentro de todos mis proyectos el ser voluntaria me despertaba mucha ilusión.

Si tuviera que decir que me mueve a ser voluntaria diría que es la firme convicción de que tenemos un compromiso con aquellos que no tuvieron las mismas posibilidades que nosotros. Nos debemos a los niños que hoy sufren por la pobreza, por la falta de salud y educación, ellos son el futuro, pero lo serán en tanto hoy se respeten sus derechos mas básicos.

¿Cuál dirías que es la enseñanza que os transmiten los niños a los que ayudáis?

Cuando uno se hace voluntario descubres una gran verdad: nada de lo que das se compara con TODO lo que recibes. Sus sonrisas, sus risas y su alegría genera en uno una sensación de gozo que solo puede entenderla quien la vive. Te das cuenta que todo lo que inviertes es tan pasajero que queda como algo efímero frente a algo tan trascendental como ver a un niño disfrutar la vida.

Pasan los días luego de que los conoces y no puedes parar de pensar en sus travesuras, sus ocurrencias, sus relatos. De repente te encuentras en tu vida cotidiana y sonríes porque sabes que has contribuido a ayudar a una pequeña personita que realmente lo necesitaba.

¿Crees que de alguna forma te ha podido cambiar vuestra forma de actuar y pensar?

Si, creo que uno aprende a valorar mucho más algunas cuestiones -como la salud, tener agua corriente, un lugar cómodo para dormir- que a veces es tan normal para nosotros. También aprendes a valorar momentos tan sencillos como compartir un juego o hacer reír a un niño. Te das cuenta de que esas cosas que parecen tan simples pueden alegrarte la vida y darte esperanza cuando te sientes agobiado por el trajín de la vida diaria.

¿Cuál dirías que son los valores que debe tener una persona que es voluntario en Tierra de hombres?

Creo que el primer paso para ser voluntario es tener una fuerte convicción de que lo que estamos haciendo impacta en la vida de personas. Quizás nunca conoceremos la trascendencia que tiene nuestro accionar en la vida de los niños que son parte del programa, sus familias y ciudades. Pero esto no debiera desilusionarnos, sino ayudarnos a desarrollar compromiso con esa gran labor que es tan difícil de cuantificar.

¿Qué actividades realizan los voluntarios? ¿Y de qué forma ayudan a la Fundación?

En Tierra de Hombres todos tienen un lugar. He conocido gente de las edades y los contextos más diversos unirse por una misma misión.

Hay familias de acogida que abren las puertas de su casa y su corazón para recibir a los peques. Hay voluntarios de hospital que acompañan a los niños durante su recuperación. Hay voluntarios de fundraising que colaboran en la búsqueda de fondos, en fin, todos tienen su lugar.

¿Qué le dirías a las personas que tienen miedo y no están seguras de empezar a ser voluntarios?

Si tuviera que animar a una persona que está en la duda de integrarse o no en un voluntariado le diría que lo intente, que no existe experiencia tan satisfactoria como la de ayudar. Podemos hacer muchas cosas que nos traigan alegría y felicidad, pero saber que estamos generando cambios en la vida de quienes más lo necesitan, es sin duda una de las mayores gratificaciones que uno puede tener.