Cuatro años después del seísmo, Nepal se levanta de entre las ruinas, pero los niños y niñas sufren todavía los efectos de la catástrofe. La mayoría de ellos migran hacia Katmandú en busca de medios de subsistencia. Llegan a ser blanco de explotación sexual. Terre des hommes – Lausana (Tdh – Ayuda a la infancia) les ayuda a encontrar alternativas.

Ahogada en polvo y polución, Katmandú, de lejos parece un espejismo. Encrucijada mítica de turistas occidentales que llegan allí antes de proseguir su ruta hacia los circuitos de senderismo, la capital nepalí atrae también a decenas de miles de niños y niñas de las regiones rurales en busca de trabajo. «Nosotros éramos pobres, pero después del terremoto lo somos más», cuenta Devi*, 17 años. «Me he marchado porque así soy una boca menos para alimentar.» La adolescente acababa apenas de dejar la escuela cuando tomó el camino de la migración después de los dos violentos terremotos que asolaron el país en 2015. El destino se rebela pronto como un peligroso callejón sin salida.

«La migración de niños y niñas ya existía antes, pero la situación ha empeorado después de la catástrofe», constata Julien Bettler, delegado de Tdh en Nepal. «Las chicas a menudo entran a trabajar en bares de bailarinas o en restaurantes con reservados para que los clientes gocen de intimidad. A veces, esto deriva hacia explotación sexual.»

Como otras jóvenes migrantes, Devi ha llegado al centro de acogida de día de la ONG nepalí Biswas, colaborador local de Tdh, para encontrar allí a alguien que la escuche y la apoye.

Caída en la trampa

El patrón de un restaurante le había prometido que ganaría para vivir. Rápidamente Devi se sintió metida en una trampa en este bar de la periferia de la ciudad donde los clientes pueden quedarse a solas con el servicio. «El propietario me presionaba para que flirtease con los clientes …», cuenta Devi.

Sentada a su lado, Maya*, 19 años, le dice que ella ha «pasado también por lo mismo». A ella le ha costado más hablar de ello. Pero ha llegado a ser una vocación después de que los equipos colaboradores locales de Tdh le sacaran de un bar de bailarinas. Comprometida como trabajadora social en el centro de acogida de día, Maya cuenta su experiencia para ganarse la confianza de otras jovencitas. «esto se ve como una vergüenza en nuestra sociedad», nos cuenta ella. La prostitución no es solamente ilegal, sino extremadamente tabú en Nepal. Las víctimas de explotación sufren de esta forma una doble pena.

6.000 menores víctimas de explotación sexual 

El sol se oculta en Katmandú, pero la jornada no ha terminado para muchas jóvenes nepalíes. Uno de los colegas de Maya, Bishnu Paneru espera que llegue la noche antes de acudir al barrio turístico de Thamel. Su misión: identificar chicas en los bares y negociar con los patrones. Más de 6.000 menores son víctimas de explotación sexual en la capital.

«Se les explica nuestros servicios en el centro de acogida de día y se les da un número de urgencia», explica el trabajador social. El joven se dirige hacia una sala de baile y entra discretamente. En el interior, una adolescente cuyo exceso de maquillaje apenas oculta su tristeza ejecuta maquinalmente una coreografía ante clientes achispados. «Muchos son nepalíes de paso hacia Katmandú o turistas indios. Acuden aquí pues saben que tendrán acceso a servicios sexuales», comenta Bishnu. Estas jovencitas pueden ser víctimas de chantaje, denuncia el delegado de Tdh: «Los propietarios adelantan dinero a las familias y utilizan esta deuda para presionar a las chicas. Es una forma moderna de esclavitud.»

Si el papel de la policía es acudir cuando estos abusos son identificados, la aproximación de Tdh es ofrecerles ayuda a largo plazo y prevenir la migración de riesgo. Nosotros les ofrecemos comida gratis, apoyamos a las familias financieramente para que los niños y niñas puedan continuar su escolarización y nos hacemos cargo de los gastos de la asistencia legal de las menores víctimas de abusos. También les proponemos formación profesional para salir de su situación de explotación.

Devi ha escogido informática. «He descubierto mi sueño de futuro. Incluso he empezado a escribir poemas, mi pasión desde que era pequeña!»

*Los nombres han sido cambiados para respetar su vida privada.

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Fuente: Terre des hommes Laussane